18.12.12

Los periodistas y sus culpas en matanzas como las de Connecticut

Muchos hemos puesto un canal de noticias como Fox News o CNN y nos hemos encontrado con el mismo patrón de reportaje, que un joven tomó un rifle de asalto e irrumpió en un sitio público, donde asesinó a sangre fría a 11 personas, incluyendo mujeres y niños. El camarógrafo toma imágenes de los cuerpos abaleados y de gente consternada por tal crimen, añadiendo que el asesino imitó el estilo de un actor muy conocido por su papel violento en alguna película de acción.

El resultado es sencillo: el asesinó se sentirá orgulloso de sí mismo (si es que no se suicidó) debido a que no sólo logró la atención de toda una nación sino que fue comparado con uno de los villanos más populares de las películas de acción del momento.

Consiguiente a este hecho, alguien enfermo que vea este reportaje y que preste atención a cómo los periodistas le dan más importancia al asesino que a los asesinados, buscará en un futuro su momento de gloria mundial.

Supongamos que tenemos a equis persona reprimida, inhibida y olvidada. No soporta más ser alguien que pasa desapercibido. Rápidamente nota cómo los periodistas comentan, exageran y especulan en demasía sobre el asesino de la matanza del momento. Piensa detenidamente que su foto tal vez aparezca en la primera plana de los periódicos, televisoras y redes sociales. Sólo necesita hacer lo que hacen todos los asesinos; luego, irá ante una corte donde lo llamarán seguramente "el hijo de Jack el destripador" o "el asesino de los guantes rojos". Nunca más en la vida sería tratado como un humano normal y ordinario. El daño que ha causado tan irresponsable reportaje periodístico ha surtido efecto y ahora es inimaginable. Seis meses después, está listo: 26 personas son asesinadas en una escuela de Newtown, Connecticut.

Cambiando la dirección de esta nota, aclaré cómo se debe reportar este hecho:

"Nos encontramos en Newtown donde acabamos de enterarnos de la muerte de 26 personas a manos de un lunático irresponsable. Este asesinato ocurrió en una escuela pública de la localidad y es un lamentable hecho para este país que se considera a sí mismo como civilizado" Fin.

Como resultado, todos aquellos que llegasen a buscar su día de gloria por medio de matanzas desistirán en usar esta vía por falta de publicidad.

Ánfer Chávez Contreras
Cuasi periodista

18.9.12

Jóvenes tatuados, capítulo San Cristóbal


 por Ánfer Chávez Contreras

Durante gran parte del siglo XX, o un poco más atrás, eran muy pocas las culturas en el mundo que mantenían aún la filosofía del tatuaje, y se encontraba un número reducido de personas en Occidente que mantenían dicha práctica pero con un fin no muy claro, entre estos: los marineros y los delincuentes.

Un ejemplo de esto lo vemos en el personaje principal de la tira cómica más famosa de Elzie Crisler Segar, Popeye El Marino. Nuestro amigo Popeye es un marinero tuerto con un ojo saltón, de aspecto atlético y con un tatuaje de un ancla marina en uno de sus brazos. También consumía lo que podemos inferir más rápidamente como marihuana, que le daba “fuerza especial” y le permitía salvar a sus amigos de las hazañas de los malos. Esto se puede deducir fácilmente ya que para los años 20’s y 30’s, se conocía a la marihuana en Norteamérica como espinaca, pero esa es otra historia.


Sexo, tattoo y rock'n roll

Tiempo después, viene el rock durante los años 60’s a hacer un trabajo, digamos, integrador que ya venían haciendo con mucha fuerza durante los 50's grandes exponentes de la literatura como Rubén Darío o Cortázar. Es aquí donde empieza con más fuerza una unificación de las culturas orientales y su sabiduría a Occidente y surgen las llamadas olas de la paz y amor de manos de la contracultura hippie (Los Beatles y su viaje a la India, por ejemplo).  Aunado a esto, también encontramos un paralelismo de un creciente número de jóvenes que manifiestan la misma esencia de la contracultura pero desde el otro extremo: la rebeldía, desobediencia al sistema y constante rechazo, el punk pues. 

También, muchas culturas precolombinas usaban el tatuaje en sus vidas y éste estaba relacionado con la guerra y la espiritualidad, pero la conexión de los jóvenes con los tattoos a partir de la segunda mitad del siglo pasado pudo muy difícilmente venir de aquí.

Es así como el tatuaje se trae en gran parte desde Asia y se aplica de forma rebelde en contra del sistema. Ya no serían los delincuentes o marineros quienes estarían marcados sino un creciente número de jóvenes. Al mismo tiempo, Suramérica se contagia casi de inmediato y por ende Venezuela, quien está a la cabeza de ella.

Llegan los 80’s a Caracas y empiezan a incursionar los primeros tatuadores en Venezuela quienes harían vida desde la clandestinidad e infectarían también a muchos, ya que sus herramientas gozaban de una improvisación asombrosa y el tatuador tendría que esperar muchos años más para conocer los equipos modernos y seguros con los que hoy en día trabajan. Pero tardaría un poco más para que el arte del tatuador se esparciera por todo el país así como también un cúmulo cada vez más grande de rechazo hacia las personas que lucían abiertamente diferentes tatuajes a los ojos de todos.

Obviamente, el valle de San Cristóbal no pudo escapar a ello, pues la llegada del tattoo era por todos lados, tanto por Caracas como por Cúcuta, donde hoy en día se encuentran respetados tatuadores de toda Colombia.

Si revisamos la historia, nuestra ciudad tuvo muchos problemas con la acepción de personas diferentes en apariencia a las locales. Incluso, los habían tenido con otro factor aún latente en menor medida: el racismo. Más específicamente en la época de Gómez y años posteriores, cuando había ciertos grupos que tramaban desde la política regional ciertas medidas racistas en donde tenía metidas las manos Mario Briceño Iragorry, gobernador de Trujillo para aquel entonces. Su objetivo era mantener la pureza de la raza andina, estableciendo filtros en la migración de personas de la costa hacia Los Andes. Para colmo de ellos, no pasarían ni 40 años de eso y ya tendríamos una juventud tatuada sea o no de color.


¿Rebeldía, significado, arte en la piel?

Pez Koi / Foto: Francisco Colina - Diseño de Nitaychandra Abhaduta Perozo

Para muchos, hoy el tatuaje pasa más allá de ir contra algo para integrarse al cuerpo y de esta manera darle un nuevo sentido a través de novedosos significados y diseños. Parece que desde hace ya un tiempo quedó atrás el tattoo concebido como una respuesta social contra los sistemas, el control y todos sus derivados, notándose en estos tiempos otro modo de integrar el tattoo a la vida personal. Veremos.


Habla el dueño

Jóvenes de aquí, jóvenes de allá. Jóvenes al fin y al cabo en nuestra ciudad. Tan normales entre nosotros que decidieron llevar el arte sobre su piel:

Kelly Carvajal (19), vive en San Cristóbal y actualmente practica la danza aérea. Le interesa toda sensación relacionada con el vuelo y el aire. Tiene sólo un tatuaje a un costado de su cadera el cual es el símbolo del nuevo álbum de estudio de la artista islandesa Björk. Cuenta que el símbolo representa analogía y reflexión del universo. No está dispuesta a hacerse más tatuajes por ahora, aunque alega que podría darle paso a otro que en un futuro esté relacionado con este único que posee. Prefiere los tattoos pequeños y algo ocultos.

Pequeños tatuajes, grandes significados / Foto: perfil de facebook

Eduardo Vergara (24), vive también en San Cristóbal. Es DJ y graduando de Comunicación Social. Nos dice que sus tatuajes gozan de significado, ya que es arte en la piel y ésta a su vez es la representación de la emoción del hombre. Tiene dos tatuajes gemelos cerca de ambos hombros y otro compuesto al costado de su brazo izquierdo. En estos momentos se encuentra planeando su cuarto tatuaje y asume la existencia de estos en su cuerpo como algo muy personal, conectado a su centro emocional.

Tattoos gemelos y música / foto: perfil de facebook

Felipe Álvarez (21), sancristobalense. Líder de una banda de Thrash Metal y estudiante de Licenciatura en Música. Para Felipe el tattoo es un medio canalizador de paz y tranquilidad, reflejando en su piel distintas concepciones que para él son importantes. Prefiere los tatuajes grandes y visibles. Su brazo derecho, izquierdo, pecho y abdomen albergan los únicos cuatro tattoos que posee. Afirma que hay muchos tatuajes en sus planes que vendrán conforme al tiempo y a su decisión.

El tattoo en el siglo XXI, cuestión de "actitud" / Foto: perfil de facebook

Grégori Sánchez (22), también de la ciudad. Es baterista. Posee siete tattoos repartidos de la siguiente forma: espalda casi en su totalidad, pecho, muñecas, antebrazo y batatas. Todos sus tatuajes vienen de experiencias vividas que lo marcaron y quiso dejar registro de ellas a través de ambigüedades. Su plan con los tatuajes aún no termina pues tiene pensado marcar sus brazos completos y parte del pecho. Aclara que no le interesa en absoluto si cae en el prejuicio a causa de sus tatuajes pues son ya parte elemental de él.

Espera tener sus brazos totalmente tatuados muy pronto / Foto: perfil de facebook

Jesús Ramírez Alves (23) se crió casi toda su vida en Táriba y ahora lo hace en San Cristóbal. Forma parte de varios colectivos de poetas “sucios” que han emergido últimamente, aunque también estudia Español y Literatura. Posee tres tattoos ubicados en su pecho y parte de los brazos. Aclara que sus tatuajes no tienen nada que ver con rebeldía, puesto que son frases de tres escritores de gran importancia para él como Charles Bukowski, Charles Baudelaire y Jorge Luis Borges. Los califica como existencialistas, un poco espirituales y por supuesto filosóficos. Las frases de estos tatuajes están escritas en árabe, hebreo e inglés. A futuro piensa seguir plasmando alguno que otro tattoo en su piel aunque sólo letras.

Su pasión por las letras está a la vista de todos / Foto: Perfil de facebook

Vicente Mora (23) taribense. Baterista y percusionista. Tiene un solo tatuaje en su brazo relacionado directamente con su signo zodiacal y sabe que vendrán más. Vicente le da un carácter fantástico, así como de etapas de vida al tatuaje. Opina que las personas pueden encontrar cualquier razón para convertirla en arte plasmado en la piel. Dice que a veces los tatuajes son planificados o pueden salir desde la espontaneidad de un segundo.

Astrología y tattoos, algo muy común hoy día / Foto: perfil de facebook

De tatuado a tatuador

Esta es la breve historia de Nityananda Abhaduta Perozo. Tiene 27 años y es un caraqueño que ahora vive en Rubio, una ciudad a unos 21 km de San Cristóbal. Su madre es de la India y emigraría a Venezuela hace un buen tiempo. Su papá es caraqueño de cepa aunque tiene más de unos 15 años viviendo en Chichiriviche, en la costa norte del país. Actualmente es conocido como "Nitay" ya que ahora usa con mucha más regularidad el nombre Nitaychandra, también hindú. Aquí un breve encuentro con él.

"Nitay" Abhaduta Perozo. Tatuador desde San Cristóbal a Rubio / Foto: Perfil de facebook

¿Tatuaste o te tatuaron; qué sucedió primero?

— Me tatué a mí mismo primero. Fui la primera persona a quién tatué y también mi primer tatuador. Desde niño me gustaba mucho dibujar, la música y la espiritualidad. Como mis padres son de religión hindú nunca me interpusieron obstáculos para hacer lo que hacía con respecto a esas artes.

Se te ve muy tatuado. ¿Cuántos tatuajes tienes ahora? ¿Hay más en los planes?

— Ahorita tengo 19 tatuajes. Todos tienen un significado espiritual para mí y también sentimental. Digamos que es lo que conduce a casi todas las personas que han acudido a mí a tatuarse. Hay cinco tatuajes aún en mis planes que me los haré conforme fluyan las cosas.

Eres una persona mitad afrodescendiente por tu padre y de la India por tu madre ¿Cómo te llevas con el prejuicio social, ya que eres de color, tatuador y posees numerosos tattoos?

— El prejuicio de la sociedad no me afecta. Creo que si me afectara sería una persona que no estaría segura de lo que hace y además no me sentiría bien siendo lo que soy. Quien no se ve afectado tiene la conciencia tranquila y no cae en malos hábitos ni vicios. No hay por qué temerle a los prejuicios que andan por allí... imagínate, hasta los doctores que salvan vidas todos los días tienen este problema, también caen en el prejuicio de los demás, así que no hay que darle mayor importancia ya que la gente siempre va a tener algo bueno o malo qué decir de los demás.

Nitay estima haber superado sus 2000 tatuajes hechos / Foto: perfil de facebook

¿Desde cuándo empezaste con todo esto?

Hace unos ocho años empecé a tatuar a varios amigos; luego, conforme pasaba el tiempo, me fui creando un renombre y creo que es la única diferencia de mi vida antes de ser tatuador y luego de serlo, que ahora sólo soy una persona pública pero más nada, creo que siempre debes ser lo que debes ser y no cambiar solo porque tienes algo de fama. Creo que ya pasé mis 2000 tatuajes hechos.

Imagino que vives ahora totalmente de eso, ya que según he leído, el negocio de tattoo se ha expandido tanto, que ahora puede ser tranquilamente un trabajo. ¿Cómo te ha ido?

Sí (risas). Dependo económicamente del arte de tatuar ya que tranquilamente, pero con mucho trabajo, puedo hacerme varios sueldos mínimos al mes. Nunca pensé que podría vivir de esto, yo simplemente tatuaba porque me nacía y creo que eso es lo que deben hacer todos, desarrollarse en lo que sienten felicidad y todo fluirá estupendamente.


La nueva pauta

La realidad cultural del joven sancristobalense se ha anclado tanto a la nacional y muchas veces a la mundial, que se hace difícil hoy en día separar las cosas, por lo que el proceso que viven los jóvenes a nivel mundial, al menos en cuanto a Occidente, es casi el mismo. Estos se han encontrado durante los últimos años con muchos detractores así como con un gentío que acepta y comprende que el estar marcado, parcial o completamente no influye en nada que cause preocupación, eliminando así considerables prejuicios acerca de este tema.

Analizando los comentarios de las entrevistas, podemos caer en un marcado sentido del individualismo del ser, expandido luego a los tattoos. Todos alegaron el rol individual y de significado particular para ellos. Paradójicamente, el gusto por hacer más visible su tattoo prevalece. Es aquí donde aparece el sentido comunicativo del tatuaje hacia un colectivo, y donde se le da un sentido extrínseco dual, es decir, el que le atribuye su portador y el que le dan los demás, que muchas veces sirve de caldo de cultivo a todos los perjuicios existentes, en contraste con el intrínseco, tan importante como el anterior, ya que el tattoo se puede valer por sí mismo a consecuencia de su diseño. En definitiva, el tatuaje parte del yo-hacía el yo-y por el yo, pero también hacia los demás, como una extensión física de la personalidad.